Barro bruñido, una técnica ancestral que se renueva con la modernidad.
En Barro Aprobado nos apasiona el trabajo que realizan los alfareros mexicanos, con un material común y cotidiano que pasa desapercibido hasta que se convierte en delicadas e impresionantes piezas en las manos maestras de nuestros artesanos.
Los alfareros mexicanos aprenden el oficio de sus madres, padres y abuelos, a través de un aprendizaje tácito que involucra todos los sentidos. La atenta escucha que recibe las instrucciones sobre lugar y forma de colecta del material.
La aguzada vista que observa cuidadosamente cómo amasar, aplanar y delinear el barro hasta transformarlo en un objeto.
El tacto sutil que conoce y reconoce la suavidad del material y la textura exacta que dará como resultado una pieza durable y resistente.
La percepción de los olores del agua y la arcilla que al mezclarse generan la materia preciosa con la que se gestan árboles de la vida, cruces con largas guirnaldas de flores, cazuelas para cocinar el arroz o el mole y ollas o pocillos para calentar los frijoles.
El barro es la materia de los sueños, de la vida del planeta que emerge triunfante de la larga noche de la tierra y se convierte con la luz, en risa sonora de cántaros que contienen agua y en espejos humeantes en donde se cuecen las tortillas recién hechas.
Estos sueños se hornean en el fuego mesoamericano desde hace por los menos 4,500 años y se les da brillo con una técnica que se conoce como bruñido, la cual consiste en pulir la superficie de la pieza con semillas, pedazos de madera o con piedras o minerales preciosos como el jade o la obsidiana.
Y aunque desde entonces se conocía el óxido de plomo e incluso se han encontrado algunas piezas esmaltadas con este tóxico, el bruñido que da un brillo mate al barro y lo dota de impermeabilidad, fue la técnica de preferencia para dar acabado al arte creado por los alfareros de estas tierras desde que comenzó a desarrollarse el oficio.
Natural y sin vidriado, el barro bruñido sobrevivió al proceso de conquista, momento en que la alfarería junto con toda la cultura local sufre cambios bruscos que la trastocan y la transforman en algo nuevo, no sin violencia.
Es entonces cuando la cultura recién llegada impone de a poco la alfarería vidriada con óxido de plomo, la única técnica que los españoles conocían y que fue desplazando al bruñido sin prohibirlo o anularlo del todo.
De hecho, durante la colonia, la alfarería bruñida de Tonalá, era favorita de criollos y españoles que la encargaban ex profeso para agasajar a familiares y amigos y guardarla entre sus objetos más preciados.
Sin embargo se sabe que más allá de la alfarería de Tonalá y algunos cacharros bruñidos que siguieron usando los indígenas, en los talleres alfareros los maestros artesanos adoptaron la greta con naturalidad pues les garantizaba ventas y además era mucho menos trabajosa que el acabado bruñido.
Afortunadamente y pese al entusiasmo por el vidriado, el bruñido aquí y allá logró sobrevivir la colonia, las guerras de independencia, el tumultuoso siglo XIX hasta llegar a la modernidad íntegro y con mucho para dar.
Talleres como el Artesanías Metzontla, El Arte En Tus Manos, Artesanías La Peña, entre muchos otros, ofrecen alfarería bruñida que además de hermosa y elegante, es naturalmente libre de plomo.
Te invitamos a descubrir esta tradición llena de salud que camina con nosotros desde la noche de los tiempos y permanece presente, expectante y flexible para adecuarse a la modernidad con sus cambios y su permanente evolución.
El barro más que un material, es un oficio, una vocación y una forma de vida que mantiene la identidad y el sentido de pertenencia de las familias alfareras que hoy lo moldean para mantenerlo vivo y en movimiento.
Descubre el barro bruñido y llévate salud y tradición hasta tu cocina para que México viva #SinPlomoEnLaMesa.